#LaGuerrillaDeTiza: Una Historia para Combatir el Racismo y la Xenofobia en Berna

En Berna la capital de Suiza, una mujer colombiana ha recibido ataques racistas y xenófobos por manejar la bicicleta al frente de su vivienda. Su respuesta y la de su esposo, ha sido pintar con tizas de colores la calle en donde ocurrió la agresión.  

La mujer vive en Suiza hace siete años muy cerca de la parada Morgartenstrasse del bus 20 en donde, afirma, recibe constantes agresiones verbales por parte de una pareja que siempre saca a pasear a su perro en horas de la mañana, justo cuando ella, después de dejar a sus hijos en la escuela de Wankdorf, maneja su bicicleta en dirección a la Estación principal de trenes  para llegar a su trabajo.

Karmen Ramírez Boscán, la persona afectada por los episodios racistas y xenófobos,  afirma que no han sido los únicos ataques proferidos en su contra por estas personas e incluso otras. Ella asegura que le ha tocado aprender a vivir con esta situación de agresiones racistas y xenófobas en Berna. Sin embargo, el pasado miércoles 17 de octubre decidió hacer visible el último ataque que, bien sabe, también le ocurre a otras personas como ella.  

Como de costumbre, ese día, Karmen salió de su casa. Justo en frente de la puerta del edificio que habita, se montó en su bicicleta para dirigirse al cruce de cebra amarilla que queda a unos pocos metros en dirección al centro de la ciudad.  Es lo que hace regularmente, según afirma ella. Entonces vio al perro del hombre que la ha maltratado verbalmente en otras ocasiones, pero esta vez el animal estaba con una señora que, cuando vió a Karmen,  cambió la dirección de su camino para dirigirse rápidamente hacia ella. Una vez estuvo enfrente de Karmen, la señora comenzó a decirle de manera agresiva y con tono bastante alto e inapropiado que ella no podía manejar bicicleta ahí.  Por primera vez, Karmen le respondió pidiéndole que llamaran a la policía porque ella no quería seguir viviendo en una calle en donde cada vez que sale la señora en mención y su marido la molestan, no solo por la bicicleta, sino también por arrojar basura de botellas rotas que quedan por el barrio después de los partidos del Young Boys – YB – en la caneca de la basura de la parada del bus, o por cualquier cosa que a elles se les ocurra.  

La señora siguió haciendo reclamos y aseguró a Karmen que había pagado mucho dinero por la Velohauptroute (ciclovía) para que la “Leute wie Ihnen” (gente como ella) aprendieran a usar la bicicleta correctamente. Karmen le preguntó a qué se refería cuando ella decía “gente como ella”, entonces la señora le dijo en tono agresivo y cada vez más alto: – Gehe nach hause! – que significa Váyase a casa!.  Después de otro intercambio verbal en el que Karmen insistió en llamar a la policía, la señora  le gritó: – Gehe nach ihrem Heimtland! Ausländer! (Váyase a su país!  Extranjera!). Karmen, indignada y sin poder entender todo lo que le decían en suizo-alemán, le pidió una vez más que llamaran a la policía, por lo que sacó su teléfono celular mientras caminaba junto a la señora  insistiendo en que tenían que aclarar la situación, pero sobre todo, porque no estaba dispuesta a aguantar un insulto más de su parte. Cuando la señora vio el teléfono, comenzó a empujar a Karmen. La empujó, según ella misma cuenta, tres o cuatro veces, con toda la fuerza que pudo. En ese momento, Karmen dice que intento activar el teléfono para hacer un video y que la señora la seguía empujando, lo que ocasionó la caída del celular al suelo.  Karmen dice que en ese momento comenzó a ver todo gris y que no recuerda mucho más.

Al parecer, Karmen entró en un episodio de “pánico disociativo” como le explica su médica según los síntomas que ella misma le describió.  Esta situación de shock extremo, la ha tenido incapacitada desde el pasado miércoles hasta la fecha, como se puede verificar en certificado médico emitido por su doctor de familia.  

Qué dice la policía.

Los hechos fueron denunciados por Karmen ante la policía del cantón de Berna, quienes afirman que pueden iniciarse procesos por agresión física y por daños en bien privado. Sin embargo, la policía fue clara en mencionar que es muy difícil calificar y, mucho más complejo aún, probar los hechos ocurridos como delitos racistas o xenófobos, ya que, según elles,  decirle a alguien Ausländer, que significa extranjero, siendo extranjero, no es un delito según el código penal. En todo caso, la denuncia ha sido levantada ante la policía cantonal de Berna y daremos seguimiento a los resultados.

Karmen ha intentado buscar apoyo también en algunas instituciones y organizaciones que llevan casos de racismo y xenofobia. Sin embargo, su frustración se acrecienta. En algunas organizaciones le han recomendado que lo mejor que puede hacer en estos momentos es iniciar un proceso de conciliación con la persona que la atacó.   Incluso le han sugerido que haber sacado su celular durante el episodio fue una provocación que la condujo a ser víctima de la agresión, haciendo que se produzca un caso de re-victimización o culpabilización hacia ella por el intento de defenderse. Según sus propias palabras, Karmen describe el manejo que le dan a este tipo de situaciones como: “El blanqueamiento del racismo” , ya que considera que, por su experiencia, no solo las organizaciones, sino la sociedad misma, pretende hacer borrón y cuenta nueva ante hechos como estos.

– Lo que pasa con el racismo y la xenofobia es lo mismo que pasa con las víctimas de violencia de género, en donde las mujeres son culpables por llevar minifalda y las personas con distintos colores de piel somos culpables por hacer un válido reclamo ante comentarios sobre nuestra procedencia o color. – Dice Karmen.

#LaGuerrillaDeTiza

Después de haber sido agredida verbal y físicamente, no una sino muchas veces, no solo por la pareja en mención sino también por otras personas, Karmen se niega a cargar con la rabia y el odio a la que la someten a ella y a muchos otros extrajeres, en la ciudad de Berna. Ella considera que a pesar de lo que le ha sucedido, Berna es una ciudad encantadora, habitada por personas amables. De todas maneras, Karmen conoce otros casos en donde la violencia racista y xenófoba ha llegado a alcances extremos como por ejemplo, el caso de su amiga Lina, quien fue escupida en los pies por un hombre en el tren mientras viajaba de Berna a Ginebra y reducido por la policía al hecho de que el señor escupidor estaba viejo y enfermo; o el caso  del hijo de Zaher, César, al que le prohíben ir en pantalones camuflados a la escuela por ser sirio; o el de Estefy, a la que un hombre le rompió el labio inferior mientras le gritaba “Niger”, por atravesar un camino privado por el que tan solo segundos antes había pasado su esposo suizo.

Karmen afirma que muchas personas le ha dicho que no debe prestar atención a les racistas ni mucho menos perder una mañana en la policía denunciando el ataque. Dos días después del ataque, ella y toda su familia, seguían con sentimientos encontrados por lo que había sucedido. Querían hacer algo al respecto que fuera más allá de las denuncias y hacer una acción directa que le permitiera desahogar y denunciar esta situación. Su amiga Lina le preguntó:  -¿Qué quieres hacer?, ¿Qué quieres que hagamos?-, sin embargo no pudo encontrar respuestas. Karmen le hizo las mismas preguntas a su esposo Arne Baurecker, quien también se encontraba bastante afectado. Fue él quien le propuso transformar la frustración y el miedo en colores y sueños.

El sábado 20 de octubre, Karmen y Arne convocaron a familiares, amigues y vecines en la calle donde habían ocurrido los hechos de violencia racista. El objetivo era pintar con tizas de colores, la calle donde Karmen había sido atacada. La calle fue decorada con mensajes antirracistas que iban desde: “AusländerInnen Erlaubt!” (Se Permiten Extranjeres), hasta “Velo fahren erlaubt und andere Hauptfarbe auch!” (Se permiten bicicletas y también otros colores de piel). Ese día, una vez más, encontraron a la agresora. Karmen intentó presentarse para pedirle que intentaran de nuevo conocerse, sin embargo la mujer, después de reconocerla, le aseguró que ella nunca había hablado con Karmen.  

Mientras pintaba el suelo, dice Karmen que, tuvo tiempo para recordar muchos episodios racistas que le han ocurrido.  Incluso uno de una mujer en su edificio que la llama “india ignorante” sabiendo que su origen es de un pueblo indígena en Colombia. En medio de sus reflexiones Karmen sentía como hacía catarsis de lo ocurrido mientras dejaba en el suelo su frustración e impotencia, transformada en colores. En ese momento decidió que no quería que hechos como ese volvieran a sucederle a alguien más, pero sobre todo, que las víctimas del racismo y la xenofobia no sean re-victimizadas. Así que decidió nombrar la acción simbólica contra el racismo y la xenofobia que llevaban a cabo como la #DieKreideGuerilla que significa #LaGuerrillaDeTiza, para pintar con colores las calles donde hayan ocurrido ataques racistas, xenófobos y misóginos, en contra de otras personas.  

Este caso, es uno de miles de casos que quedan silenciados por razones como la falta de acceso a la información, desconocimiento del alemán, la tan arraigada indiferencia social y el miedo de las víctimas. Entretanto, en la Winkelriedstrasse de Berna, al frente de la parada Morgartenstrasse del bus No.20 en dirección a Wankdorf,  todavía se pueden ver las pintas con tizas de colores sobre el suelo. Bicicletas, niños, corazones, arcoiris y estrellas que pretenden cambiar la violencia racista y xenófoba en esperanza.  

Testimonios


“En Suiza, también existe la tendencia
generalizada de ver y tratar a les migrantes como infantes a quienes hay que enseñar y civilizar mediante el uso de diferentes manifestaciones de violencia indirecta y directa.  Muches migrantes salimos a las calles llenos de miedo de ser „corregides“ por el buen camino de lo que „se debe ser“, siendo el racismo y la xenofobia la respuesta del correctivo para lograr intimidarnos y quitarnos la felicidad.  Este es nuestro territorio también, aquí dejamos nuestra vida, aportamos a este país de 24% de población extranjera que se levanta más temprano que el resto, que sufre en silencio, y que encima de todo, no tiene forma de denuncia. Las calles también son nuestras.” Palabras de Gina, estudiante de Maestría de la Universidad de Laussana en Suiza.

Inicialmente si he sentido discriminación racismo xenofobia en suiza.  realmente si directamente e indirectamente. inicialmente discriminación desde que llegué cuando no podía hacer parte de los círculos en donde yo quiero integrarme en donde yo quiero hablar con la gente y de pronto no tengo cabida porque la gente no habla conmigo porque yo no puedo hablar bien el idioma,  ese fue el primer síntoma que vi de la discriminación aquí en Suiza. Xenofobia quizás no, pero si siento que por ejemplo en el proceso de ingresar a la vida laboral en es muy duro y que cada vez que realmente por ejemplo presentó alguna hoja de vida, el que soy latina es un impedimento para ingresar al mercado laboral en Suiza. Eso considero que es discriminación. Mabel Lara, Comunicadora Social y Periodista 

“No he sentido así de manera directa racismo o la xenofobia. Pero si tengo claro lo xenófobos que son muchas personas aquí.  He tenido que experimentar estas cuestiones de discriminación y xenofobia desde el punto de vista del idioma. He sentido fuertemente la barrera idiomática a pesar de que Suiza debería ser un país más abierto en esa cuestión,  lo digo por todos los idiomas nacionales y dialectos que tiene. Recién llegué a este país, yo no hablaba nada, nada más que hola, si, no, alemán, Spanisch, Kolumbien, buenos días, y buenas tardes. Y a pesar de que ahora „hablo“ alemán, es decir, entiendo y me hago entender, a pesar de eso yo le sigo y le seguiré hablando a mis hijos mi lengua materna, por que esa es la mejor herencia desde mi punto de vista que les puedo dejar. Y al que no le guste bien pueda taparse los oídos”. Diana Marcela, Madre y ama de casa.

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